El derecho a la Representación Gremial


Recientemente en nuestra facultad se buscó retomar un debate pendiente desde hace tres años: la representación gremial de los estudiantes que cursan fuera de La Plata. Esa representación se les había usurpado en 2007, mediante un simulacro de asamblea que significó un retroceso flagrante del movimiento estudiantil. En ese entonces, con la reforma del Estatuto del Centro, alrededor de mil estudiantes universitarios fueron impedidos de participar en los comicios donde se eligen las autoridades del Centro.

Los promotores de esta medida (es decir quienes en ese momento conducían el Centro) decían obrar en defensa de los intereses de los estudiantes de las extensiones áulicas, pero lo cierto es que la mayoría de estos estudiantes no se sentían representados por esa gestión, y eso se expresaba contundentemente en las elecciones. De allí que optaran por quitarles su derecho a voto.

En la asamblea del jueves 30/9 se iba a discutir qué debíamos hacer los estudiantes para devolverle la representación gremial a nuestros compañeros proscriptos; pero ese debate perdió protagonismo ante discusiones de segundo orden. Finalmente la violencia se impuso y el tema en cuestión pasó inadvertido.

Entendemos que la decisión de La Redonda de impedir por la fuerza el desarrollo de la asamblea, responde exclusivamente a su necesidad de mantener a esos estudiantes por fuera del derecho. Reforzados por fuerzas de choques provenientes de otros territorios, esos “militantes” demostraron que sus argumentos son la violencia, el ataque personal y la persecución macartista (a partir de grabar y señalar a compañeros). La toma de la facultad y el destrozo de los materiales de distintas agrupaciones, (por ejemplo la cartelera de CopLa que informaba sobre los distintos juicios a represores que se están llevando a cabo en el país), no tienen nada que ver con el debate por la representación gremial, sino que constituyen un intento por amedrentar la participación política y desmotivar la organización.



Con esas intenciones fue que antes de la asamblea rompieron el débil operativo de seguridad y premeditadamente boicotearon la discusión. Desde CopLa entendemos que desde el momento en que dos grandes grupos de personas mantuvieron una batalla campal en la escalera de la facultad, no hubo más nada que discutir. Ese desprecio hacia las instancias de representación estudiantil y hacia los estudiantes de nuestra facultad son expresiones de las prácticas de la vieja política -o de la nueva anti-política-. Sus promotores son  la base social de la derecha latinoamericana (en su versión izquierdista).

Estás prácticas intimidatorias fueron complementadas por la persecución y el señalamiento de los compañeros que quisieron participar de la asamblea para expresar su punto de vista. Muchos estudiantes fueron filmados, fotografiados y hasta insultados por personas que no estudian en nuestra facultad; acusados, agredidos y perseguidos por atreverse a poner en discusión el voto discriminado.

Gracias a estas desviaciones, el izquierdismo logró evitar que se discuta sobre qué hará el movimiento estudiantil para devolverle a los compañeros que cursan en las extensiones áulicas la usurpada representación gremial.

Este debate va mucho más allá del voto de esos estudiantes, pero no puede existir sin el voto de esos estudiantes. Si cuestionamos el derecho a votar representantes gremiales, estamos discutiendo algo que se terminó hace casi 100 años. Es una discusión saldada; atacarla es vivir lejos de nuestro tiempo, es un anacronismo. No se puede desarrollar un proceso de organización y movilización estudiantil, desconociendo la instancia de elegir a los que nos representan y menos fomentando un ambiente de miedo y persecución.

La democracia implica muchas más cosas que el hecho de participar en los comicios electorales: el voto es el punto de partida del debate, no el final. Es lo mínimo necesario para que todos los estudiantes tengan representación gremial. No obstante, el derecho a voto no anula la posibilidad de creación y desarrollo de otros espacios de representación. Eso solo se puede anular por desinterés o por inoperancia. Por estas condiciones fue que jamás funcionó el cuerpo interregional de delegados que debía llenar el vacío de representación gremial provocado por la imposibilidad de votar.


Por todo esto, CopLa dice:
¡¡Sí al voto a Centro de los compañeros que cursan fuera de La Plata!!
¡¡Sí a la construcción de nuevas formas de organización que beneficien a los estudiantes!!
¡¡Sí al debate político sin violencia ni persecución!!


CopLa

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